Tras el huracán Melissa, se acentúa la desconfianza del pueblo en las autoridades cubanas y en la forma que el gobierno gestiona y distribuye la ayuda de donantes internacionales.
La inoperancia en la gestión de desastres es una queja recurrente de los ciudadanos cubanos que, en conversación con Martí Noticias, aseguraron que, aunque Cuba ha recibido importantes sumas de dinero en dádivas de otros países y organismos internacionales, antes y después del paso de Melissa, esta ayuda no llegará nunca a la población.
“Aquí, en el municipio Sagua, evacuaron a bastantes personas porque el río de Sagua inundó muchas casas aquí, en el barrio de Savala, todas las casas estaban bajo agua y en el centro del pueblo todo estaba anegado, nada más quedó el carapacho de arriba, perdieron de todo”, relató Laritza Pupo Torres desde Sagua de Tánamo, en la provincia holguinera.
“¿Qué hará el país con esto? No sabemos, porque Cuba está en la miseria. Si personas pudieran venir a repartirle las cosas a las personas fuera mucho mejor porque si se lo dan al gobierno, al Partido lo que hacen es desviarlo y venderlo por fuera a sobreprecio. En este país la corrupción existe y en los jefes mucho más”, subrayó Pupo Torres.
En tanto, José Manuel Ramírez, un cubanoamericano de visita en la isla, señaló: “Cualquier ayuda que venga de cualquier país tienen que directamente, traerla y repartirla porque si llega, vamos a decir a La Habana, no llega a los pobres. Llega a una dirección que son los jefes y hasta ahí”.
El gobierno de Estados Unidos aseguró este jueves que está preparado para proporcionar ayuda humanitaria inmediata a la población de Cuba afectada por el huracán Melissa.
Otros países como China, Venezuela y las agencias de Naciones Unidas están enviando ayuda a la isla.
Algunos grupos de la diáspora cubana están recibiendo donaciones de suministros en Miami.
El régimen cubano ha sido acusado de mantener un control absoluto sobre la asistencia, impidiendo la participación de la sociedad civil o de organizaciones independientes en la distribución, lo cual aumenta las sospechas sobre su verdadero propósito.
Eraides Torres Tamayo, residente en San Germán, Holguín explicó que, aparte de las enfermedades que proliferaban ya antes del ciclón, “hay muchos desastres en las casas. Rompió muchos techos. En varias casas del Consejo Sur, el agua subió a más de medio metro dentro de las casas porque no hay drenaje”.
“El delegado de la zona pasó esta mañana. Dice que hay que ir a la vivienda a apuntarse para los daños, pero es que yo sé que apuntarse es por gusto. Si hay gente todavía del Sandy que no le han dado materiales”.
El ciclón Sandy azotó a la isla en 2012, dejando 11 fallecidos y severos estragos en los lugares por donde pasó.
“Todo es una mentira, no nos van a dar nada. Muchas donaciones quedan en los jefes, o bien las venden ellos para hacer dinero para ellos, pero el pueblo no recibe nada de eso”, afirmó Torres Tamayo.
“Si no es que venga una persona directamente a darte la ayuda, es por gusto, el gobierno manipula las ayudas y hace con ellas cualquier cosa menos dárselas a las personas que lo necesitan”.
El Banco Central de Cuba, junto a otros como el Banco de Crédito y Comercio (BANDEC) habilitaron cuentas para recibir donaciones, pero la falta de transparencia sobre el uso de esos fondos despierta dudas y las personas demandan mecanismos que permitan rastrear el uso de los recursos.
Debido a la falta de seguridad en el desempeño gubernamental, muchos donantes buscan vías alternativas para asegurarse de que su ayuda llegue a los afectados como hacerla llegar directamente a los necesitados o a través de grupos independientes de la sociedad civil y de ONGs humanitarias que trabajan en el terreno.
En Gibara, Holguín, la enfermera Daimy García comentó que su casa no sufrió grandes detrimentos, “pero se llevó todo el techo del baño, el techo del portal. Se me mojaron dos colchones y yo tengo una anciana a cargo mío de 85 años y un tío que es alcohólico, que fue internacionalista en Angola y por aquí todavía no ha pasado nadie, ni preguntando cómo estamos, sin corriente sin comida”.
“Aquí no hay ninguna preocupación, no por mí, por nadie. Al lado de mi casa viven dos ancianitos que tampoco tienen comida, están cargando agua de mi casa. Un poco más adelante, en mi mismo barrio, hay otra casita desbaratada entera que vive un señor, nadie ha pasado”, indicó.
“Nada que viniera debe ir al Estado, al gobierno porque no vemos nada y si acaso nos cobran un interés. Los donantes que se ocupen de que esas cosas lleguen a cada persona porque aquí lo que hay es una corrupción total, desde el más chiquito hasta el más grande. Es por gusto mandarlo que el gobierno se haga cargo. Tiene que ser obligatoriamente de persona a persona directamente con los damnificados”, recalcó.
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